Salir del mundo de la dualidad, es posible?
- Magu Basualdo
- 17 mar
- 4 Min. de lectura

La paradoja que unió mi tercer ojo con el corazón
Lo que mi mente veía como verdad, era un engaño.
Donde creía encontrar claridad, había niebla.
Y donde acechaba la certeza, aparecía su opuesto.
Mis reflexiones me llevaron a una nueva percepción. No fue con la vista ni con el tacto. Fue algo más complejo, ambicioso, destructivo y, a la vez, lleno de amor: el sabor de la verdad en la no verdad.
Me llevó a cuestionarme:¿Y si vivimos en un mundo de infinitas posibilidades?
Si cada una de ellas alberga su propia verdad, entonces esa verdad es única para quien la experimenta.
Pero la mente cae en su propia trampa. Busca la verdad absoluta, incansablemente.
Así funcionó siempre para mí, como para tantos otros buscadores. Pero el truco de la trampa (como todas) es que se esconde en los puntos ciegos. Justo cuando creés haberla descifrado… volvés a caer.

Toda verdad tiene su polaridad.
Como dice el Kybalion:"Todo es doble, todo tiene dos polos. Toda verdad es una media verdad."
Y para ver esto, tenés que animarte a explorar su opuesto.
¿Cómo? Observando sin juicio. Porque el juicio es mental, es egóico, es una construcción.
Si no lo soltamos, la mente siempre nos dirá que, entre dos posibilidades, solo una es correcta. Pero la verdad no se encuentra eligiendo un lado. Se encuentra desafiando el pensamiento condicionado. Porque cuando entendés que todo puede ser, vas a elegir la verdad que quieras porque querés, porque podés. Vas a ser un alquimista de tu realidad.
El laberinto sin salida
Desde hace siglos, la humanidad busca la verdad.
A eso le llamamos ciencia. Fuimos programados para obedecer la ley de la verdad.
Nos enseñaron que cuestionarla es peligroso.
Que quien la desafía queda fuera del sistema.
Pero… ¿y si ese sistema es un laberinto sin salida?
Nos educaron para tener fe ciega en las leyes: "La ley es la ley, no se discute."Pero, ¿qué pasa si la cuestionamos?
Hackear el pensamiento condicionado
Cuestionar el pensamiento es un acto de rebelión interna. Una anarquía profunda, no contra el mundo, sino contra las estructuras mentales que nos mantienen atrapados en la ilusión de la dualidad.

La mente es lineal, obsesionada con darle sentido a todo. Pero cuando descubrís cómo funciona, sus trampas se vuelven evidentes: La salida no está en el laberinto. La salida es por arriba.
Pero la mente se resiste. No quiere que te des cuenta. Porque el programa siempre busca ser eficiente. Quiere que sobrevivas.
Pero vos no sos el programa. Vos sos la conciencia que lo observa.
Y ese es un poder inmenso.
Cuestionar es la práctica para hackear la mente
No se trata de reemplazar una creencia por otra. Se trata de cuestionar el pensamiento mismo:
Cuestionar el juicio - Cuestionar la razón - Cuestionar la ciencia - Cuestionar la política, la economía, la religión - Cuestionar lo bueno y lo malo - Cuestionar todo lo establecido.
TODO.
"Eso es una entrega al caos", dirá la mente.
Ese es su último truco. Porque si la desarmás, su programa peligra.

Las resistencias que trae esto
Esta práctica es poderosa. Pero al principio parecerá que te quita poder. Nos identificamos tanto con la mente, que cuando empieza a desarmarse, sentimos su resistencia como un vacío.
Y la mente hará lo que mejor sabe hacer:
Fabricar nuevas creencias. Construirá otro sistema de pensamiento. Otro laberinto.
Entonces surgen las primeras preguntas:
¿Es posible tener una mente sin creencias?, ¿De qué se sostendría?, ¿Existo más allá de ella?, ¿Qué hay arriba del laberinto?
"No voy a poder", "Es imposible", "Qué miedo."
La mente buscará refugiarse en lo conocido. Pero este no es solo un cambio de creencia.
Es romper el programa. Es un cambio de paradigma.
Lo que hay del otro lado: si expandimos la mente llegamos al amor
Si no rompemos el programa, seguiremos siendo rehenes de una mente que busca controlar todo lo que toca. Que se aferra a verdades para ocultar sus propios miedos.
Que busca tener razón y tiene mucho miedo de no tenerla.
Pero el miedo bloquea la fuerza más poderosa que existe: el amor.
Amar es mirar la vida sin barreras. Sin juicio.
Es dejar de luchar contra la corriente.
Amar es fluir. Es liberarse de la prisión de la mente y estar en presencia con lo que es.

Entonces...
Vamos a hackear la mente.
Vamos a romper las estructuras que creamos desde el miedo.
Vamos a reconstruir un sistema basado en la libertad, el amor y la paz interior.
¿Te animás a intentarlo?
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